Jesuitas España

La formación del jesuita X: Los Últimos Votos

Argitaratua: Astelehena, 20 Maiatza 2024

Concluimos con esta entrada los textos sobre la Formación del Jesuita que venimos publicando desde diciembre de 2021.  
  
Una vez que ha completado las diversas etapas y después de un tiempo de ministerio activo, el jesuita hace profesión definitiva con sus últimos votos en la Compañía de Jesús. Es decir, estos son el último paso de adhesión plena a la Compañía de Jesús. Junto al compromiso de pobreza, castidad y obediencia, en la Compañía es característico que en la profesión de los mismos, se añada un cuarto voto de obediencia al Papa, el cual se conoce como “voto de especial obediencia al Romano Pontífice acerca de las misiones”. San Ignacio quiso explicitar con este compromiso que la Compañía se pone a disposición del Santo Padre para ir a cualquier rincón del mundo a llevar la Buena Noticia, un lugar fronterizo, aunque sea complicado. Es estar disponibles para acudir a lugares y situaciones de mayor necesidad en la Iglesia. Por medio de este voto, la Compañía participa de la misión universal de la Iglesia al tiempo que queda garantizada la universalidad de su misión. Misión que desarrolla al servicio de las Iglesias locales en una variada gama de ministerios. 

Los votos los emite el jesuita en una ceremonia pública delante de Jesús sacramentado, al igual que hicieron en 1534 San Ignacio y sus primeros compañeros en Montmartre cuando decidieron presentarse ellos mismos al Papa, si su viaje soñado a Tierra Santa no fuera posible.  

En la fórmula solemne de estos Últimos Votos se añade también, literalmente, "una especial dedicación a la instrucción de los niños", que apunta a no olvidar que tras toda la formación recibida no se olvidar a las personas más humildes y sencillas.

Después de la celebración, en la sacristía y de manera privada delante de los jesuitas, son prometidos dos elementos más muy significativos. El primero es no procurar ni consentir "que se cambie lo establecido en las Constituciones de la Compañía sobre la pobreza, a no ser que por justas causas y exigencias de los tiempos parezca conveniente restringirla más". Y el segundo es el no buscar ni pretender, directa o indirectamente, "ser elegido o promovido a cargo alguno de gobierno o dignidad en la Compañía, ni fuera de ella", por el cual los jesuitas -salvo en especiales circunstancias donde el Papa mismo lo requiere- renuncian a ser obispos u otros cargos en cualquier ámbito. 

Es pues un periplo largo el de la formación de los jesuitas. Aunque depende de cada proceso, suelen pasar 20 años o más, antes de hacer este compromiso definitivo. Como hemos visto en recientes entradas, no son solamente años de estudio, sino de formación integral, de profundizar en cualquier tipo de experiencia que les permita entender mejor la gente y el mundo que ama Dios.