Jesuitas España

La formación del jesuita I*

Publicado: Miércoles, 15 Diciembre 2021

La formación del jesuita fue desde los orígenes de la Compañía de Jesús uno de sus elementos distintivos. La misma se concibe en las Constituciones como una “larga marcha” de probación del jesuita que concluye con los “últimos votos”. No en vano, a menudo pasan más de doce o quince años desde que el joven que entra en el noviciado queda inserto plenamente en la Compañía de Jesús. Su objetivo es que en el camino emprendido el jesuita encuentre los recursos, herramientas, medios y experiencias que concluyan en la plena inserción, identificación y asunción con el carisma y el modo de proceder propio de la Compañía de Jesús.

En la Provincia de España este largo camino se estructura en varias etapas. Antes de comenzar la formación propiamente dicha se ofrece el Prenoviciado, un tiempo previo que normalmente dura un año en el que el candidato intenta clarificar si tiene vocación y un grupo de jesuitas le conocen y ven si se confirma dicha intuición. El Noviciado -que dura dos años- profundiza en la formación interna y es tiempo de echar los cimientos que deberán sostener el edificio de la vida religiosa. Durante el mismo es clave el mes de Ejercicios Espirituales, que se complementa con otras experiencias (trabajo en hospitales, peregrinación, tiempo apostólico en una comunidad) y con estudios sobre la Compañía de Jesús.

Luego comienza una primera etapa de estudios: el Juniorado (en la imagen), que aporta sobre todo formación en filosofía, dura dos años y actualmente se realiza en Roma. Dicha etapa se complementa con los llamados Estudios especiales que varían mucho según cada persona y que pueden incluir el estudio de otra carrera. El Magisterio, es la etapa que les sigue y en la que el jesuita, en medio de la formación, es destinado durante dos años a trabajar en una obra de la Compañía, generalmente un colegio. Es un tiempo para testarse en el trabajo. La vuelta del magisterio supone empezar a prepararse para la ordenación sacerdotal (en el caso de los jesuitas que van a ordenarse) y para ellos es fundamental el estudio de la Teología, al que suelen dedicarse cinco años. De ellos, los tres primeros se suelen realizar en España y los dos últimos en alguna facultad de Teología de la Compañía en el extranjero. En el tercer año de dichos estudios suele darse la ordenación diaconal y al final del cuarto, la sacerdotal. Finalizada esta larga etapa de estudios -salvo para quien continúe con un doctorado u otra formación- el jesuita recibe su primer destino. En él se desenvuelve en una misión concreta desplegando sus capacidades y talentos al servicio de la misión.

Tras años trabajando, la formación se completa con la llamada Tercera Probación, seis meses de recapitulación en la que, ya con otra perspectiva, se vuelve a hacer el mes de Ejercicios y a compartir un tiempo con compañeros. Solo al final de este periodo, incorporado a un destino, la Compañía decidirá si llamarle a hacer los Últimos Votos, que suponen su incorporación definitiva a la Compañía de Jesús.

En el caso de los hermanos jesuitas, la formación es más personalizada y no siempre es necesario estudiar teología.

(En próximos post iremos explicando con más detalle cada etapa)

*artículo resumen de “La formación del Jesuita” de José María Rodríguez Olaizola, Revista Jesuitas nº 142. Otoño 2019.