Masacre en la UCA: 35 años de camino
El 16 de noviembre de 1989, hace 35 años, en el contexto de la guerra civil salvadoreña, seis jesuitas fueron brutalmente asesinados junto a dos colaboradoras laicas en el campus de la Universidad Centroamericana (UCA). Los jesuitas, entre ellos el rector Ignacio Ellacuría, eran líderes intelectuales y espirituales comprometidos con la justicia social y la búsqueda de la paz en un país desgarrado por el conflicto. Junto a Ellacuría murieron los también jesuitas españoles Segundo Montes, Ignacio Martín-Baró, Amando López, Juan Ramón Moreno y el salvadoreño Joaquín López y López. También fueron asesinadas Elba Ramos y su hija Celina Ramos, dos colaboradoras salvadoreñas de la Compañía.
Una masacre que no solo buscaba silenciar sus voces, sino también desmantelar una institución que encarnaba un compromiso con los valores del Evangelio: la opción por los pobres y la transformación social desde la fe. Los mártires de la UCA representan el testimonio máximo de una fe que actúa desde la compasión y la justicia.
35 años después del crimen, continúa el camino hacia la Justicia. Ahora otros 11 acusados se sentarán ante un juez salvadoreño como presuntos autores intelectuales de la masacre. Aunque en 1991 la justicia salvadoreña condenó al coronel Guillermo Benavides y al teniente Yusshy René Mendoza, otros responsables permanecieron impunes gracias a una ley de amnistía de 1993. Sin embargo, su anulación en 2016 reabrió la posibilidad de enjuiciar a los autores materiales e intelectuales del crimen.
En España, la Audiencia Nacional inició en 2009 un proceso que desembocó en la extradición desde los Estados Unidos y el juicio posterior al coronel Inocente Orlando Montano. El exviceministro de Seguridad Pública salvadoreño fue condenado en 2020 a más 130 años de cárcel. Este nuevo juicio en El Salvador representa un hito para la Justicia y una oportunidad para honrar la memoria de las víctimas.
Desde la Compañía de Jesús, este aniversario no solo es un acto de recuerdo, sino un llamamiento a continuar trabajando por la reconciliación, la defensa de los Derechos Humanos y la construcción de una sociedad más justa.El legado de estos jesuitas inspira la misión de la UCA y de la Compañía de Jesús en todo el mundo, recordándonos que la justicia y la verdad son inseparables de la fe cristiana. Su martirio nos interpela a mantener vivo su testimonio en la lucha por los valores del Reino de Dios.