Jesuitas España

La formación del jesuita IX: Tercera Probación

Published: Mércores, 14 Febreiro 2024

La llamada “Tercera Probación” es la última etapa de formación de todo jesuita, sacerdote o hermano, antes de su incorporación definitiva en la Compañía de Jesús.

Se trata de un tiempo (seis meses de promedio) en el que se vuelven a vivir las experiencias fundamentales del Noviciado a modo de síntesis de su formación espiritual, apostólica e intelectual. El objetivo es renovar la vocación primera después de tantos años de formación. Es lo que Arrupe llamaba: “La escuela del afecto”.

Después de la Tercera Probación, si el jesuita ha sido considerado apto para ser incorporado total y definitivamente en la Compañía, ésta lo invita a hacer sus últimos votos. Se trata de renovar los mismos votos de pobreza, castidad y obediencia emitidos al finalizar el Noviciado, añadiendo el famoso voto de “Obediencia al Papa” característico de los jesuitas.

Esta etapa suele reunir en una casa grande de la Compañía de Jesús a jesuitas de distintas nacionalidades, lo cual enriquece mucho la experiencia. Actualmente, la edad media de los llamados “tercerones” ronda los 40 años, pues se lleva a cabo entre 4 y 7 años después de la ordenación sacerdotal o de comenzar la etapa apostólica en el caso de los hermanos.

Los tercerones viven esta etapa como un momento de inmersión en la vida de la Compañía universal dejando que las mociones y las experiencias apostólicas y de vida pongan a prueba su vocación honda de servicio. No se trata tanto de estudio de conocimientos sino de estudio interior y dejarse interpelar por la propia experiencia de vida jesuita. Los participantes dedican un primer tiempo a la lectura de la Autobiografía de Ignacio y a redactar la suya propia, que comparten con los compañeros. Además, reciben formación para profundizar en la vida de Ignacio de Loyola, la espiritualidad ignaciana, las constituciones de la Compañía de Jesús, con la ayuda de expertos en cada una de estas temáticas.

A lo largo de la experiencia también realizan, por segunda vez en su formación, los Ejercicios Espirituales de un mes y, en el caso de la provincia de España, también pueden disfrutar de una ruta por los lugares ignacianos más emblemáticos (Pamplona, Javier, Loyola, Manresa), una actividad que es siempre muy satisfactoria. También hay un tiempo lago para tener una experiencia apostólica conviviendo con una comunidad jesuita del país que les acoge, y colaborando en algún tipo de actividad social o pastoral que les permite tener experiencia de trabajo en algún ámbito de misión diferente al que suelen estar habituados.