La historia de la Compañía de Jesús en Huesca
En julio de 2019 los últimos jesuitas salían de Huesca destinados a otros lugares de España. La Compañía de Jesús había llegado a la ciudad en 1606 donde fundó el conocido como “colegio de la Compañía” donde fueron educados muchos jóvenes oscenses. Permaneció en ella casi cuatro siglos, excepto entre 1767 a 1878, periodo de la expulsión de España de los jesuitas.
En 1610, el obispo de la diócesis – y todos sus sucesores - les encomendó, en usufructo, la Iglesia de San Vicente Mártir, en el centro de la ciudad y según la tradición, donde se ubica el lugar en el que nació San Vicente. Consagrado a mediados del siglo XVIII, es un templo del barroco jesuítico, con una nave central y en cuyo interior destacan obras pictóricas del hermano jesuita oscense Martín Coronas.
Regresaron a la ciudad tras el periodo de la expulsión en 1878, gracias a la insistencia del P. Vigordán, Provincial de Aragón en ese momento, que era natural de Grañén (Huesca). Entonces no fundaron un colegio, sino una residencia en la Calle Aínsa 1, donde permanecerían hasta 1906, cuando se trasladaron a un nuevo edificio en la plaza del mercado.
De la historia de la Compañía de Jesús en la ciudad han escrito y disertado los jesuitas José Antonio Ferrer Benimeli, profesor emérito de Historia de la Universidad de Zaragoza (Véase: El colegio de la Compañía de Jesús en Huesca [1605-1905], Instituto de Estudios Altoaragoneses, Huesca 2008) y el ya fallecido Isidoro Pinedo Iparraguirre, historiador, especialista en la historia de la Compañía, quien realizó en 2010 una memoria histórica titulada: Los jesuitas en Huesca. La nueva Compañía (1878-2007).
Junto a la labor en la ciudad oscense, los jesuitas realizaron una gran tarea educativa en el colegio que fundaron en la localidad de Graus (Huesca), que fue clave para sus habitantes y los de la comarca. Entre los antiguos profesores jesuitas de dicho colegio destaca el gran literato del siglo de Oro, Baltasar Gracián.