Retorno a un curso mediatizado por la pandemia
Manejo de la incertidumbre, del cambio constante y del deseo de recuperar cierta normalidad. Bajo estas premisas, en este comienzo de curso 2020-2021, las obras y sectores de la Compañía de Jesús en España están demostrando que trabajar por las personas a las que servimos - alumnos, feligreses, personas vulnerables…- es lo más importante.
En septiembre abrieron los 69 centros educativos que Educsi mantiene en 13 comunidades autónomas de nuestro país, con sus correspondientes protocolos anticovid. Más de 85.000 alumnos y alumnas, 52.000 familias y un profesorado de más de 6.000 docentes apostando por la presencialidad y siguiendo las normas -mascarillas, entradas escalonadas, duplicación de aulas, grupos burbuja…- con el objetivo de que ningún alumno/a se quede atrás. A pesar de que algunas aulas han sido confinadas, todo este gran equipo se empeña cada día en que la educación siga siendo una prioridad en la vida de sus alumnos/as y apuesta por reducir la brecha digital y aumentar la formación del profesorado en este campo.
Por su parte, los 10 centros universitarios y 5 colegios mayores de la Compañía de Jesús tuvieron que reajustar en septiembre sus protocolos y tomar decisiones de última hora que afectaban a más de 45.000 estudiantes y 6000 empleados. Todo ello en búsqueda de una vuelta segura, donde está primando la presencialidad pero adaptada -combinando la docencia presencial con la on-line- y que contempla distintos escenarios según la evolución de la pandemia. También han reforzado la formación del profesorado y su sistema de becas.
En los Centros Fe-Cultura-Justicia les mueve el deseo de mantener al máximo la actividad, pero garantizando la seguridad de todas las personas participantes y con flexibilidad para adaptarse a cualquier situación. Algo importante para ellos este curso será abordar desde la reflexión los retos que la pandemia ha puesto frente a nosotros desde la perspectiva cristiana.
La labor en los templos, parroquias y comunidades cristianas al ser espacios de celebración y vivencia comunitaria de la fe, se ha visto muy mediatizada. La situación no es fácil y sobre todo nada homogénea. Cada parroquia debe seguir las directrices que marque su diócesis, determinadas a su vez por cada comunidad autónoma. Está habiendo diversidad de soluciones. Aparte del aforo en las celebraciones, se potencia la presencialidad en las actividades y a su vez algunas parroquias habilitan salas para facilitar las retransmisiones on line de charlas o encuentros. Además, el sector está reforzando la atención social en las parroquias más populares.
El área de Espiritualidad cerró el verano con el éxito de las tandas de Ejercicios, tanto las presenciales como las on-line (“A solas con Dios”) dirigidas a los colectivos de riesgo y en las que participaron mil personas desde sus casas o comunidades religiosas. Y retoma el curso constatando que existe en la sociedad un deseo de orar, de que el Señor nos ilumine en este contexto que exige desarrollar la capacidad espiritual de cada uno de nosotros para poder aportar más a la sociedad.
La vuelta a la “normalidad” ha venido acompañada por la crisis social que la pandemia está provocando, lo cual plantea nuevos y grandes desafíos al sector social de la provincia que se está encontrando con muchas personas que no tienen cubiertas las necesidades básicas. El nuevo curso les plantea retos urgentes para responder a este impacto social y otros más estratégicos y de largo plazo, que invitan a una mirada de profundidad sobre estas nuevas dinámicas sociales y el modo de afrontarlas.
Para todos aquellos que trabajan en las obras de la Compañía de Jesús, el regreso de curso tiene algo de invitación a pararnos y mirar con más profundidad la realidad para identificar en medio de nuestro mundo la acción de Dios y su llamada.
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