El colegio de Monterrey
El colegio de la Compañía de Jesús en Monterrey (Ourense):1556-1767. Su fundación es doblemente significativa: por una parte, fue la última en vida de S. Ignacio; por otra, la primera en Galicia. En 1556, el P. Juan de Valderrábano y el escolar, Juan González, lo abren. El documento fundacional lo firmarán el obispo Francisco Manrique de Lara, amigo de S. Ignacio; D. Alonso de Acevedo y Zúñiga, III Conde de Monterrey, quien dijo que llevaría el nombre de “Santiago Zebedeo” y S. Francisco de Borja. El colegio tuvo tres sedes: la primera, una casa del conde, cerca de la parroquia, y muy cerca del castillo, lugar de la primera imprenta de Galicia, de Rodríguez de la Pasera; la segunda, pegada a la muralla; y la tercera, y definitiva en el Penedo Blanco. Esta se inaguró en 1576, y fueron sus artífices los hermanos Miguel Morlazo, Juan de Tolosa y Giussepe Valeriano. Era “de bella fábrica, con claustro, aulas fueras del recinto, y una botica muy bien provista”. Es en este año, y a propuesta de la condesa Dña. Inés de Velasco, cuando se trata de elevar el colegio a Universidad. Tras 20 años de negociaciones, el proyecto no fructificó. Fue ingente el número de el alumnos que tuvo el colegio, y muchos remataron sus estudios en las universidades en Santiago y Salamanca, como se comprueba en las listas de matrículas. En 1561, el colegio tenía entre teología y gramática, 400 alumnos.
Pero no sólo los padres de la Compañía tuvieron labor educativa, sino que hicieron misiones por Galicia: Monforte de Lemos, Sarria, Tuy, Santiago de Compostela, y el próximo Portugal, en Chaves y Ruylibre. (Hay que recordar que la frontera está a 12 kms. y se ve desde el castillo). Algunos padres que, estaban en el colegio, eran de origen lusitano,como el P. Teixeira, sobrino del que fue con Javier de Jasso a la India, y su biógrafo, y el censor de la biblioteca del conde.
El colegio fue además, casa de ejercicios para los sacerdotes de la comarca. También los padres asistían a presos y visitaban a enfermos, y alguno murió de peste, como el P. Tomás de Orduña, predicando una misión en Baiona de Miñor. El IV Conde Monterrey, D. Jerónimo, fallece en Babilafuente (Salamanca), en 1562, su viúda Dña. Inés de Velasco, lleva a sus hijos a estudiar al colegio, donándole a éste parte de la magnífica biblioteca, que, en su día, había sido de su marido. La biblioteca llegó a albergar, en 1767, casi 30000 volúmenes, entre aposentos, biblioteca, farmacia y librería donde los jesuitas vendían los libros que editaban; en la biblioteca había, además, manuscritos teológicos y filosóficos, y documentos de archivo. Las ediciones de la imprenta de Monterrey fueron un referente en la diócesis y en Galicia.
Los hijos de D. Jerónimo, fueron virreyes: Gaspar, quien heredó el título condal, lo fue en Nueva España y Perú, y Baltasar en Polonia y Milanesado. Hoy parte de estos libros se conservan en la biblioteca universitaria compostelana. Es prácticamente lo único que ha quedado del colegio, pues nada queda del edificio. Con sus piedras pavimentaron las calles y la iglesia de Verín. El Cristo, que presidía la iglesia, está en esta última. Fue un colegio “insigne”, que, tras el 1767, se desmoronó y desapareció físicamente. En el solar que ocupó, en los años 60 se levantó un Parador Nacional de Turísmo, cuya factura nada tuvo que ver con el colegio.
Justo Carnicero