San Pedro Claver, defensor de la dignidad humana

Pedro Claver (1580-1654) se consagró con gran dedicación a los esclavos que llegaban a Sudamérica, a pesar del acuerdo tácito de la sociedad que no los consideraba humanos. A lo largo de 35 años Claver mostró una compasión sin límites por los abandonados, llevando a la práctica el dicho de Alonso Rodríguez, “Buscar a Dios en los hombres y servirles como imágenes suyas”.
La vida de Pedro Claver fue signo de contradicción, incluso dentro de la Compañía de Jesús. Pasó la mayor parte de su vida en Cartagena de Indias, que allá por 1616 era uno de los dos puertos españoles autorizados a recibir esclavos. En el tiempo que estuvo allí, se estima que pasaron por el puerto unas 10.000 personas.
Llegaban en condiciones horribles tras un viaje muy largo. Claver esperaba en el muelle llevando alimentos que había pedido como limosna. Acompañado por antiguos esclavos que hacían de intérpretes, subía a los barcos y saludaba a los que encontraba en cubierta antes de bajar a la bodega de la nave para ocuparse de los enfermos. Limpiaba heridas, aplicaba pomadas y vendas y hablaba de Dios. Incluso se llamó a sí mismo “Pedro Claver, esclavo de los africanos”.
Después de dedicar tantos años de su vida a atender a tantos desfavorecidos, la ciudad sufrió una epidemia de peste, y Claver fue una de sus víctimas, tras haber atendido a los enfermos.
El 15 de enero de 1888 fue canonizado por el Papa León XIII.
De él dijo San Juan Pablo II:
«En un ambiente duro y difícil, en el que el derecho del ser humano era violado sin escrúpulos, San Pedro Claver gritó valientemente a quienes los dominaban que aquellos seres oprimidos eran iguales a ellos en su dignidad, en su alma y en su vocación trascendente».
Para saber más: https://www.jesuits.global/es/saint-blessed/san-pedro-claver/