Jesuitas España

Santa Teresa y los jesuitas

Publicado: Lunes, 14 Octubre 2024

Aunque fueran coetáneos y canonizados en la misma ceremonia en Roma, Teresa de Jesús (1515-1582) no conoció personalmente a Ignacio de Loyola (1491-1556).

Su primer contacto con los jesuitas tuvo lugar en Ávila. El colegio de San Gil que la Compañía tenía en la ciudad se ubicaba al lado de la casa de la gran amiga de Teresa de Ahumada, la viuda doña Guiomar de Ulloa. Allí pasaba la monja largas temporadas, y allí tuvo conocimiento del modo de proceder de los jesuitas, a los que se valoraba ya entonces por su experiencia en discernir “en cosas del espíritu” y se decidió a dirigirse a ellos.

Fueron 23 los jesuitas con los que la santa mantuvo algún contacto, parte de ellos ejercieron de confesores o directores espirituales. Algunos por periodos breves, pero otros de forma continuada y muy influyente como el primero, el entonces joven Diego de Cetina, Juan de Prádanos y el P. Baltasar Álvarez que sería su confesor durante 6 años y parece que el jesuita que más le influiría. Tendría también varios encuentros con Francisco de Borja, al que definió como “gran contemplativo” y con quien mantuvo comunicación epistolar, si bien no se ha conservado ninguna de aquellas cartas.

Por estas relaciones seguramente oiría hablar de los Ejercicios Espirituales, pero no existe constancia de que los hiciera. Si existe gran semejanza entre algunos pasajes teresianos y textos ignacianos y en general en algunos puntos de ambas espiritualidades como los relativos a: el primado de la oración, la Cristología y la espiritualidad de la misión.

Se sabe también que el consejo de los jesuitas ejerció una gran influencia en santa Teresa animándola a la fundación de diez de los dieciséis conventos que fundó y que su libro “Fundaciones” (1573) lo escribió a sugerencia de Jerónimo de Ripalda. Los llamados por confusión “teatinos” y no padres de la Compañía ni jesuitas, mantuvieron una relación con santa Teresa basada en el afecto, la gratitud y confianza, si bien también pasaría, como ella misma escribió, disgustos y rozamientos con ellos. Pero estas diferencias fueron puntuales y no afectaron a sus relaciones con la Compañía de Jesús.

A lo largo de su vida, la ayuda, el magisterio y los ánimos que le infundieron los jesuitas serían decisivos en ella y sin lugar a duda, también en los miembros de la Compañía de Jesús que acudían a los escritos de la santa para buscar también sabiduría espiritual.