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Discernimiento Ignaciano II: Elementos claves

Publicado: Jueves, 15 Diciembre 2022

El proceso del discernimiento ignaciano no es sencillo y encierra algunos conceptos claves a menudo desconocidos para el que se acerca por primera vez a él.

Se discierne sobre espíritus, no sobre cosas y de ahí la importancia de las “mociones” que son los deseos profundos del alma. Dios nos habla a través de esos deseos, abriéndonos el camino al cual nos invita. Estas mociones se dividen en dos: aquellas movidas por el Espíritu Santo que se acompañan de un momento de consolación espiritual, de un sentirnos a gusto, confortados. Y las mociones del mal espíritu, que también se llaman tentaciones o engaños. Estas últimas suelen conducirnos a la desolación espiritual: oscuridad del alma, ansiedad, agitaciones. Pueden hacer perder la fe, sentirse sin esperanza, sin amor, tibios y tristes y como separados del Creador.

El discernimiento es el método que nos ayuda distinguir entre esos movimientos interiores que también incluyen las propias inclinaciones y la libertad de cada uno, para poder vislumbrar, entre todas ellas, la verdadera voluntad de Dios en la vida personal.

Para ello Ignacio nos dejó en los Ejercicios Espirituales las llamadas Reglas de discernimiento que se dividen en dos: las primeras reglas, propias de una persona que está en camino de la conversión, y las segundas reglas, propias de una persona convertida que busca cómo servir al Señor. En esas reglas intervienen numerosos elementos antropológicos como son: las sensaciones, los sentimientos, la memoria afectiva, las expectativas de futuro, la imaginación, la inteligencia, la voluntad.

El discernimiento, en definitiva, es una aventura fruto de un diálogo entre Dios y cada uno de nosotros.

 

Fuentes varias, entre otras: Revista Manresa vol 94 (2022), El discernimiento. La novedad del Espíritu y la astucia de la carcoma. Benjamín González Buelta SJ (Salterrae, 2020).