La Conversión Ecológica

Desde el año 2013, cada 3 de marzo se celebra el Día de la Naturaleza o Día Mundial de la Vida Silvestre, fecha proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) para recordar el valor que tiene la fauna y flora en todas las partes del mundo. Este tipo de celebraciones nos emplazan a mirar al Dios creador y a la llamada del papa Francisco a la conversión ecológica proclamada en su encíclica Laudato Si para promover la conversión ecológica entre los creyentes y los no creyentes.
Se trata de una mirada intensa a la realidad tratando de descubrir cómo Dios interpela a este mundo, a la historia y a nosotros en ella. Y el papa señala con sencillez, y mucha decisión, los dos hechos mayores de nuestro tiempo: la pobreza y la degradación medioambiental. Esos hechos mayores se convierten en los retos de nuestro tiempo, a los que Dios nos llama con especial fuerza. Por eso el papa habla de conversión, porque se trata tanto de nuestro modo de mirar la realidad como de nuestra manera de relacionarnos con ella. En el fondo, la pobreza y la degradación medioambiental son dos expresiones simultáneas e interrelacionadas de la libertad humana, de nosotros depende que el mundo pueda tener un futuro diferente y que las personas puedan gozar de la dignidad que merecen. La conversión es, primero, un cambio en el sujeto, un cambio de nuestra manera de pensar y de sentir. La conversión nos transforma interiormente y nos hace más sensibles, más atentos y sinceros. Pero la conversión también afecta a nuestra manera de relacionarnos con la realidad, no solo cambia nuestra mirada, cambia también nuestra forma de elegir, de actuar, de comprar, de consumir o de viajar. La conversión ecológica nos ayuda a ser responsables de la creación porque nos descubrimos amados por el Creador.
Por último, la conversión no es únicamente un fenómeno individual. La dimensión comunitaria de la conversión ecológica es muy ambiciosa porque, al reconocernos interconectados con todos y con todo, hace que nuestro cambio personal sostenido por una comunidad, se una a otros muchos esfuerzos para contribuir a un cambio en la Historia. La conversión ecológica está cargada de esperanza. (Fragmento del artículo de José Ignacio García en la revista Jesuitas)
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