La primera Casa Profesa de Madrid
La Casa Profesa de Madrid fue la única fundación que realizó para la Compañía de Jesús D. Francisco Gómez de Sandoval, I duque de Lerma, el todopoderoso valido de Felipe III durante la primera década del siglo XVII. El duque de Lerma era nieto, por línea materna, de Francisco de Borja, IV duque de Gandía y tercer prepósito general de la Compañía, que habiendo falleció en Roma en 1572 fue inhumado, como sus antecesores, en la iglesia de Il Gesù.
Hacia 1611, coincidiendo con su declive como valido, inicia el proceso de canonización de su abuelo, al tiempo que, por ser viudo, solicita al papa el capelo cardenalicio. Por sus excelentes relaciones con el Vaticano y la Curia, solicitó traer a Madrid los restos de su abuelo, para lo cual construiría una Casa Profesa, en cuya iglesia serían expuestos. El P. Coloma justifica la creación de esta institución en la promesa que, años antes, había hecho el de Lerma si su nuera salía con bien de un problemático embarazo, cosa que afortunadamente sucedió.
En 1617 se precipitan los acontecimientos. Ante la imposibilidad de construir un templo en condiciones, compra junto a sus posesiones en la carrera de san Jerónimo unas casas en la calle Prado, donde habilita una pequeña residencia y una iglesia-capilla para alojar provisionalmente la urna. El 17 de diciembre, con presencia de la familia real, la Corte y demás autoridades, el enviado especial del papa, el cardenal Zapata, acompañado del provincial de Toledo, P. Pedro Carvajal, y el primer prepósito de la Casa Profesa, P. Francisco de Porres, procedió a la consagración de la llamada provisionalmente Iglesia de Santa María del Prado, colocándose en un lateral del presbiterio la urna conteniendo los restos de Francisco de Borja traídos de Roma.
En la carta fundacional, firmada ante notario el 31 de enero de 1618, el duque se comprometía a donar las casas recién compradas en la calle Prado para la residencia de los religiosos, en un número máximo de cincuenta personas, aunque nunca sobrepasó la treintena, citando las mínimas estancias que debía tener el complejo para que pudieran cumplir tanto con su labor espiritual y pastoral como intelectual, detallando expresamente la sacristía, refectorio, oficinas comunes, librería, enfermería, despensa, cocina, etc. Como es natural se comprometía a construir la iglesia anexa, dotando a la misma de retablos, imágenes, plata y ornamentos convenientes a la grandeza del templo.
El duque y la Compañía eran conscientes de que este primer emplazamiento no era el más adecuado, por encontrarse en un lugar algo apartado y de poca densidad de población. Con motivo de la beatificación de Francisco de Borja en 1624, el duque tuvo una serie de atenciones para preparar su traslado a un lugar más céntrico. Aunque falleció al año siguiente, pudo realizar la primera compra de un mesón y varias casas en la plaza de los Herradores, junto a la plaza Mayor. La mudanza desde la calle Prado se produciría en 1627, consagrándose inmediatamente la iglesia dedicada ya al beato Francisco de Borja. Como consecuencia de la transformación del mesón, tuvieron problemas estructurales en la cúpula del templo, recurriendo la Compañía a su mejor arquitecto, el H. Pedro Sánchez, activo en el Colegio Imperial y Noviciado de la capital. El conjunto de la Casa Profesa ocupaba entonces, además de la iglesia, varias casas más, con vuelta a la calle de las Hileras. Es el edificio que podemos ver en el conocido plano de Pedro de Texeira. Una serie de personalidades de la Villa y Corte constituyeron, en 1630, la Congregación de Nuestra Señora de la Natividad, con el objetivo de complementar las labores apostólicas con otras caritativas y sociales tan necesarias entonces. Junto con el P. Pedro de Arriola, estuvo como promotor de ella un nieto del beato, Francisco de Borja y Aragón, II conde de Mayalde.
Puesto que las Casas Profesas sólo podían subsistir de limosnas y no de rentas, había que esperar a la generosidad de las familias para continuar creciendo en sus funciones. Entre 1658 y 1674 acomete la Compañía su ampliación con unos locales circundantes, en la plaza de Herradores, con la doble finalidad de hacer una gran iglesia nueva y ampliar la residencia. Desconocemos el autor del proyecto del nuevo templo, que se realizó en dos fases: entre 1673 y 1678, el arquitecto Melchor de Bueras dirigió la construcción del presbiterio, sacristía y nave transepto de planta elíptica coronada por una monumental cúpula encamonada, sustentada por dos tambores exteriores octogonales. Este transepto alojaba, en cada uno de sus extremos, dos capillas en forma de pequeños absidiolos. Tanto la forma de la nave transepto como la cúpula eran absolutamente originales, no habiendo entonces en España otra iglesia de similares características. En el altar mayor, en el segundo piso de la calle central, se colocó la urna de san Francisco de Borja, canonizado en 1671, como correspondía a la advocación del templo y al deseo de su fundador.
La segunda fase de construcción de esta iglesia se llevó a cabo entre 1693 y 1703, una vez realizadas las compras necesarias, ya en la calle de Bordadores, donde se situaría su fachada. Es la vista del grabado realizado por José Mª Avrial y que acompaña este artículo. En estos años se construyó un camarín con su transparente, detrás del altar mayor. donde estaba situada la urna del santo. En su fase final, este templo disponía de diez capillas, por encima de las cuales corría un ándito por todo el perímetro de la iglesia, cerrando a los pies a través del coro. En la cripta, dedicada a Nuestra Señora de la Natividad y lugar de inhumaciones, se encontraban ocho altares más.
Durante sus primeros 150 años de vida, la Casa Profesa contribuyó, con su labor misionera, evangelizadora, social y asistencial a crear un rico patrimonio espiritual en la capital. Y también material, pues llegó a disponer de multitud de obras de arte, biblioteca y otros elementos entonces necesarios para complementar su misión espiritual. Todo ello comenzó a perderse y dispersarse a partir del 1 de abril de 1767. Dos años más tarde se entregaron estos edificios al Real Oratorio de San Felipe Neri. La Compañía nunca volvió a ocuparlos, siendo derruido en 1837, perdiéndose así lo que quedaba de su rico patrimonio artístico. Una segunda Casa Profesa tuvo la Compañía en Madrid entre 1911 y 1931, que será objeto de otro artículo.
Martín Corral Estrada