Jesuitas España

La música de Dios

Publicado: Miércoles, 29 Noviembre 2017

¿Cuál es la banda sonora de Dios? ¿Un coral de Bach? ¿Una sintonía de Taizé? ¿El canto de misa que siempre te ha acompañado a lo largo de tu vida? ¿La canción de ese grupo que explica momentos clave en tu historia? Y Dios ¿a qué instrumento lo asocias? ¿A la suavidad del violín, la fuerza de la batería, la claridad y dulzura del fagot? Quizás no hay banda sonora universal, como tampoco instrumento específico que hable MÁS pertinentemente de Dios. Pero cada persona puede hablar de aquella sintonía, de aquél instrumento, de aquella canción que le sitúa en otra dimensión, que la lleva a una mayor profundidad.

La misión de los jesuitas tiene como centro acompañar a las personas a que descubran a Dios. A menudo decimos que es importante que pongamos palabra a cómo Dios se va haciendo presente en nuestra vida. Pero algunas veces encontrar la palabra exacta no es fácil; más bien es un ejercicio que se nos antoja como imposible en algunas situaciones. Pero sabemos que hay una música que expresa aquello para lo que no tenemos palabra; nos surge una melodía que evoca en nosotros un sentimiento la profundidad del cual nos es inexpresable en conceptos dirigidos demasiado a menudo a la mente.

En muchos episodios de la historia de la Compañía de Jesús, los jesuitas han usado la música como canal de comunicación muy efectiva para comunicar a Dios y el Evangelio. A veces la misericordia se expresa más por una canción que sana nuestro interior como el mejor de los bálsamos; el misterio se vive de forma más auténtica cuando cierta melodía despierta en nosotros el deseo de lo Inabarcable. La música apunta a una dinámica muy cristiana: dejarse hacer más que tomar la iniciativa.

Hablamos de entender cuál es la melodía que predomina en nuestra vida. Y esto no siempre lo podemos hacer en solitario: una orquesta, aun teniendo a los mejores músicos, si no tiene un buen director que indique la modulación, el tempo, haga fluir la dinámica interna de lo que está sonando, quizás ejecutará técnicamente una pieza determinada sin error, pero no tendrá alma. Hay momentos que, sin saber por qué, hay ciertas melodías que conectan con nuestro interior, ¿verdad?

Los jesuitas queremos ayudar a poner a cada persona en contacto con el Director de la orquesta; a dar claves para entender cómo entiende la Música, cómo quiere que sea interpretada. Por eso, sea cantando, componiendo o escuchando, lo que no debemos es dejar de escuchar la Música para que nos permita encontrar, en la vibración de cada nota, la invitación al Misterio que está en el origen de toda vida con sentido.