Ignacio,
el Peregrino
No fue un superhombre. Pero es este simple «peregrino» —como se refería Ignacio a sí mismo—, el redactor de los «ejercicios espirituales» que millones de personas de diferentes culturas y sensibilidades, han utilizado desde entonces como guía para conocer la voluntad de Dios en sus vidas, es también el fundador, junto con un grupo de amigos, de una orden religiosa significativa en la historia de la Iglesia Católica.
Iñigo fue, al fin y al cabo, un hombre empeñado en compartir la vida con los más desfavorecidos, guiado siempre por un ideal de servir a la Iglesia y transformar el mundo, a la mayor gloria de Dios.