Jesuitas España

Francisco, el Papa del discernimiento

Publicat el Dimecres, 23 abril 2025

Francisco, el único Papa jesuita de la historia de la Iglesia. Recordamos con emoción como se reconoció siempre 'religioso” y 'jesuita', como también que al día siguiente de ser elegido llamó por teléfono al P. Adolfo Nicolás. También recordamos su entrevista a los poquísimos días, sus visitas fraternas a la Curia, en sus viajes apostólicos tuvo frecuentemente un hueco para encontrarse con sus hermanos del país que visitaba, etc... En estos coloquios, fraternos y espontáneos, solía usar el término 'nosotros', para referirse a los jesuitas. Agradecemos a Dios los años, tan intensa y generosamente vividos de servicio, en el “ministerio petrino,” a la Iglesia y al mundo de este sucesor de Pedro que tuvo una visión muy profunda de la espiritualidad ignaciana, y cuya impronta en el gobierno de la Iglesia, se puede situar de modo particular en el discernimientoFrancisco será recordado ciertamente como el Papa del discernimiento.  

Ya en los primeros meses de su pontificado afirmó que la Iglesia tiene hoy necesidad de crecer en la capacidad del discernimiento espiritual: "Mis decisiones, incluso las que tienen que ver con la vida normal, como el usar un coche modesto, van ligadas a un discernimiento espiritual… el discernimiento en el Señor me guía en mi modo de gobernar”, explica. Y en otra ocasión responderá a la pregunta acerca de lo que más le ayuda a su ministerio de la espiritualidad ignaciana: “El discernimiento, ese tesoro de los jesuitas, una de las cosas que Ignacio ha elaborado más interiormente”, comentaba. No hay que tener miedo, concluye, de proseguir en el discernimiento para hallar la verdad. El Sínodo sobre la Sinodalidad ha puesto de manifiesto que, en el discernimiento, el Espíritu Santo conduce a su Iglesia por el camino de la plenitud de la verdad. (cf. IL 62) 

En la Evangelii gaudium al poner a la Iglesia 'en salida' para la misión, la pone, al mismo tiempo, en un proceso constante de discernimiento para reconocer lo que ya no presta ningún servicio en orden a trasmitir el evangelio. Constituye, pues, a la misión como criterio de discernimiento eclesial. Y en consecuencia, lo que no se sume a la misión, como fruto de un discernimiento espiritual, debe quedar definitivamente cuestionado. (cf. EG 25)  

Francisco en su Pontificado ha estado como 'obsesionado' por descubrir nuevos caminos que el Señor abre a su Iglesia, de ahí su convicción de la necesidad de escuchar al Espíritu Santo que es una guía segura: "Nuestra primera tarea será, pues, aprender a discernir su voz, porque El habla en todos y en todas las cosas", decía. El discernimiento eclesial, precisamente,  aporta la novedad del Espíritu, está abierto a las 'sorpresas' de Dios, los 'nuevos caminos del Señor'. Es la práctica eclesial vivida en Cristo que, bajo la guía del Espíritu, busca la voluntad de Dios para su Iglesia en los diversos ámbitos culturales, geográficos y humanos.

Ignacio hablará de 'según circunstancias de personas, tiempos y lugares'. El Papa Francisco, de hecho, ha introducido en el centro de la misión de la Iglesia el discernimiento. Así, el Sínodo recogía esta inspiración de Francisco, reconociendo al discernimiento eclesial como la práctica con la que respondemos a la Palabra que nos muestra los caminos de la misión (cf DF 79), siendo a la vez condición y expresión privilegiada de la sinodalidad, en la que se vive juntos comunión, misión y participación. (cf DF 82).   

Del carácter esencial de búsqueda y escucha del discernimiento surge una categoría que ha sido muy querida para el Papa Francisco, y que está anclada también en el suelo de la espiritualidad ignaciana: la itinerancia que se articula en los procesos. Ignacio se llama así mismo el peregrino, no solo itinerante por los caminos geográficos, sino sobre todo aprendiendo a caminar por los itinerarios del Espíritu, por donde le llevaba Dios 'sabiamente ignorante'. Así, en la EG Francisco comprende la Iglesia como Iglesia itinerante, peregrina: “El sujeto de la evangelización es más que una institución orgánica y jerárquica, porque es ante todo un pueblo que peregrina hacia Dios.” (EG 111) Esta sugerencia se desarrollará ampliamente en la sinodalidad. El pueblo de Dios 'caminando juntos', compartiendo la responsabilidad de la misión en virtud del don bautismal del Espíritu.   

Francisco formula su idea de que Dios se revela en la historia en línea con la espiritualidad ignaciana del “buscar y encontrar a Dios en todas las cosas.” Dios se revela en el tiempo, en las situaciones y circunstancias del hoy, y, por tanto, en los procesos en curso. Lo nuestro, dirá, es abrir procesos; mientras que considera como un pecado el privilegiar los espacios de poder en lugar de los tiempos de los procesos. (EG 223) Cuando deseamos encontrar a Dios, reflexiona Francisco, nos gustaría constatarlo inmediatamente por medios empíricos. Sin embargo, a Dios se le encuentra caminado, en el camino, en medio de la vida, buscando, discerniendo. Y se requiere tiempo. “Este criterio es también muy propio de la evangelización, decía en EG, que requiere tener presente el horizonte, asumir los procesos posibles y el camino largo.” (EG 225) Los cambios verdaderos, las reformas eficaces, necesitan tiempo, a veces largos procesos, porque implican siempre la conversión de las personas. Es el tiempo del discernimiento. Aunque añadía que, a veces, el discernimiento rompe la pereza, y empuja a hacer ya lo que habíamos pensado dejar para más adelante.  

Como conclusión, creo que podemos afirmar, agradeciéndole, que Francisco ha abierto la Iglesia, a través del discernimiento, a la acogida de las 'sorpresas del Espíritu', y  a los nuevos caminos del Señor; así en su pontificado, lo hemos experimentado con fuerza y frecuentemente; ojalá nos acostumbráramos a ello; sería señal de que ha aumentado  la fe en que, de verdad y de hecho, el Espíritu Santo guía a su Iglesia; y, por tanto, tendríamos  la esperanza cierta  de que los dones y gracias del Espíritu al santo pueblo de Dios, no suponen un débil y frágil paréntesis pasajero en la Iglesia.    

Elías Royón SJ