Fiesta titular de la Compañía de Jesús

El 3 de enero, la Compañía de Jesús celebra su fiesta titular, en el día del "Santo Nombre de Jesús". Esta devoción se popularizó en Europa a finales de la Edad Media, especialmente gracias a San Bernardino, un fraile franciscano que usaba las tres primeras letras griegas del nombre de Jesús, IHS, para crear objetos religiosos. Estas letras, IHS, ya eran la abreviatura de "IHSOUS" en los manuscritos del Nuevo Testamento.
Este símbolo, IHS con la cruz en la "H", a menudo rodeado de rayos, se extendió por Europa. Tanto Calvino como San Ignacio de Loyola conocieron este símbolo en París. Calvino lo usó como escudo de la ciudad de Ginebra, mientras que San Ignacio lo adoptó para sus escritos. Más tarde, IHS se convirtió en el símbolo oficial de la Compañía de Jesús.
IHS puede entenderse de varias maneras: además de su origen griego, también se interpretó en latín como "Iesus Hominum Salvator" (Jesús Salvador de los hombres). Este símbolo reúne influencias griegas, latinas y judías (por la palabra "Salvator"). La cruz en la "H" une el nombre y la cruz, y a menudo se añaden tres clavos debajo, que representan la pasión de Cristo y los tres votos de los jesuitas: pobreza, castidad y obediencia.
Los jesuitas eligieron llamarse "Compañía de Jesús" porque Jesús era la figura central para ellos. Su nombre, que representa su identidad, inspiró a San Ignacio y unió a los primeros jesuitas. Por eso, el símbolo IHS está presente en todas partes en el arte, los documentos y los logotipos de los jesuitas. Los primeros jesuitas decían que este Nombre "es más hermoso que el amanecer y la luz" y que estaban dispuestos a dar su vida por él.
“Nosotros, los jesuitas, queremos ser distinguidos con el nombre de Jesús, militar bajo la bandera de su Cruz, y esto significa: tener los mismos sentimientos de Cristo. Significa pensar como Él, querer como Él, ver como Él, caminar como Él. Significa hacer lo que Él hizo y con los mismos sentimientos de su Corazón. (…) Nosotros somos hombres en tensión, somos también hombres contradictorios e incoherentes, pecadores todos. Pero hombres que quieren caminar bajo la mirada de Jesús. Nosotros somos pequeños, somos pecadores, pero queremos militar bajo la bandera de la Cruz en la Compañía marcada con el nombre de Jesús. Nosotros que somos egoístas, queremos sin embargo vivir una vida agitada por grandes deseos. Como escribía san Pedro Fabro, “no busquemos nunca en esta vida un nombre que no se una al de Jesús” (Memorial, 205)".
(Homilía del papa Francisco el 3 de enero de 2014)