Jesuitas España

Un compromiso firme

Publicat el Dimecres, 01 Febrer 2017

“Me abruma la vergüenza”, reconoció el papa Francisco hace poco más de un año en Filadelfia, después de reunirse con víctimas de abusos sexuales cometidos por miembros de la Iglesia. Les pidió perdón y prometió justicia. 

La aparición de noticias sobre abusos sexuales a menores, algunos de ellos cometidos en instituciones educativas o religiosas, despiertan, en lo más profundo de nuestro corazón, sentimientos de dolor, indignación y vergüenza. Estamos ante un grave problema social, que marca profunda y violentamente la vida de las víctimas.

Como institución con especial dedicación a la educación de niños y jóvenes, nuestra responsabilidad y compromiso ante esta cuestión debe ser máxima. Los maltratos y abusos son una realidad social para la cual los educadores deben estar adecuadamente formados y preparados, conociendo los sistemas de prevención, detección y atención a las víctimas. 

Durante mucho tiempo, socialmente no ha habido conciencia ni respuesta ante un problema de tal magnitud, generando alrededor de las víctimas lo que, según los especialistas, permite que los abusos se mantengan: el silencio. Es, por tanto, necesario abrir canales de comunicación que permitan expresar temores o relatar posibles agresiones y crear espacios en los que las víctimas puedan sentirse acogidas y escuchadas. 

Una escucha que debe ir acompañada por una actitud de disponibilidad, apoyo incondicional y, si fuera el caso, la asunción de responsabilidades. 

Nuestro compromiso con la custodia y la protección de los menores que día a día acogemos en nuestros centros educativos es firme. Por este motivo, en los últimos años venimos realizando distintas acciones en este ámbito, desde el diseño y aplicación de los correspondientes protocolos a la formación de educadores, así como talleres para alumnos y familias. 

La escuela puede ser espacio privilegiado para la prevención y la detección de situaciones de vulnerabilidad y posibles casos de abusos. Lo será si transmitimos a nuestros alumnos valores y actitudes que les ayudarán a tomar conciencia de dónde están los límites y creamos esos espacios de acogida y escucha donde las víctimas puedan romper ese silencio e iniciar un camino de sanación.