Jesuitas España

Día de difuntos: los jesuitas ante la muerte y la enfermedad

Published: Luns, 01 Novembro 2021

La biografía de san Ignacio está marcada por experiencias cercanas a la muerte: Pamplona, Manresa, sus travesías y finalmente sus constantes dolencias lo hacían consciente de su fragilidad, que le inspiraba una mística en donde siendo cada uno el que tiene que poner los propios medios, todo ha de saberse en manos de Dios. Seguramente estas vivencias, unido a la concepción religiosa de la época, conjugaron el que san Ignacio pasara mucho tiempo preocupado por los enfermos y moribundos, interés e inquietud que lega a sus compañeros.

Estos cristalizarán esta inclinación en dos vertientes, una primera, más espiritual y sacramental de cercanía y acompañamiento al moribundo. En ella, la misión era conseguir que el que estaba cercano a la muerte se pacificara, interior y exteriormente y cerrara bien su etapa en este mundo, habiendo dispuesto todo lo necesario, tanto material como espiritual, para poder partir sin dejar nada a medias. Son conocidos muchos textos de jesuitas que ayudaban a esta tarea como el “Methodus ad eos adiuvandos qui moriuntur” de Juan Alfonso de Polanco SJ.

La segunda vertiente, más física, se concreta en las obras de misericordia, en el servicio a los enfermos ayudando en los hospitales y en la práctica y desarrollo de la farmacia y la medicina. En 1576 Gregorio XIII da permiso a los miembros de la Compañía de Jesús para ejercer la medicina, en aquellos lugares donde no hubiera facilidad de un médico seglar. Así, el papa, atendiendo a las peticiones que llegaban desde la misiones, levanta la antigua prohibición medieval por la cual los sacerdotes no podían dedicar se a esta profesión. Junto a la medicina vino también un desarrollo en el campo de la farmacia, hospitales e investigación. Conocida es la fundación de un hospital en Río de Janeiro por José de Anchieta en 1582, o las grandes leproserías del s. XIX y XX promovidas por el jesuita José Coince, o el sanatorio de San Francisco de Borja, Fontilles (Valencia) que fundara el jesuita Carlos Ferrís, y que hoy tienen sus espejos en las casas y fundaciones de lucha contra el VIH (SIDA).

También un buen número de jesuitas se dedicaron al campo de la investigación, entre ellos destaca Athanasius Kircher con su interpretación de los virus. Y por último un sector muy peculiar de la antigua Compañía es el del trabajo farmacéutico. Los jesuitas fundaron una red de farmacias que combinó los saberes de botánica europeos con el de los remedios ancestrales de los “indios”, basado en plantas medicinales como la quina. 

(Este texto está basado en una amplio artículo de Pedro Rodríguez López SJ publicado en la revista Manresa Vo. 92. Año 2020. Pp. 291-300. http://manresarev.com/)