Responder a retos globales
En el mundo hay aproximadamente 200 instituciones de educación superior jesuita, aunque la diversidad es enorme en cuanto a su titularidad jurídica y, sobre todo, en cuanto su contexto de misión: implica cosas muy diferentes ser una universidad en Costa de Marfil (hay dos: Centre de Recherche et D'action pour la Paix y el Institut de Théologie), ser el Newmaninstitutet de Upsala (Suecia) o ser Georgetown en Washington (EEUU). Uno puede preguntarse si existen elementos comunes suficientes a todas estas instituciones que justifiquen reflexionar sobre ellas en conjunto. ¿Comparten algo más que los rasgos esenciales del apostolado al que pertenecen, como para que pueda ser posible articular iniciativas que sumen a entidades tan dispares?
Acaba de celebrarse en Bilbao la asamblea fundacional de la Asociación Internacional de Universidades Jesuitas (IAJU). Esta nueva entidad que agrupa a todas las universidades jesuitas del mundo surge, precisamente, por el convencimiento de que en el contexto de la globalización actual es ineludible reflexionar y dar respuestas comunes a los retos que todas las universidades jesuitas comparten. La asociación ha marcado además cuáles son esos retos, señalando seis áreas de interés: (1) Formación de líderes —todas las instituciones necesitan disponer de líderes fuertemente vinculados a la misión; (2) Liderazgo cívico y político —formando líderes con una mentalidad solidaria global, y participando como instituciones jesuitas en el debate público—; (3) Justicia ambiental y económica —promoviendo una perspectiva que vincule ambos desafíos: desigualdad y medio ambiente—; (4) Educación de los marginados y pobres —mediante iniciativas para ofrecer estudios superiores en zonas desfavorecidas, introducir contenidos específicos en la docencia o facilitar el acceso a la universidad de personas sin recursos—; (5) Diálogo interreligioso —buscando la colaboración con otros sin dejarse paralizar por debates conceptuales—; (6) Paz y reconciliación —orientando el apostolado intelectual a dar respuesta a la llamada de la última Congregación General—.
Las universidades jesuitas buscan responder al magis ignaciano intensificando su colaboración en estas áreas a fin de ofrecer propuestas más transformadoras a nivel global. Pero eso no significa que haya que ignorar las particularidades y necesidades de cada lugar. El Padre General Arturo Sosa SJ lo advertía en Bilbao: el reto es el de «marcar un rumbo en el que profundicemos nuestro compromiso conjunto, sin perder nada de nuestras raíces en cada uno de los sitios en los que estamos». Las universidades jesuitas seguirán siendo instituciones muy diversas, enraizadas en contextos específicos a los que servir desde determinadas especificidades. Pero lo serán en un mundo que vive un proceso imparable de integración que afecta también al ámbito universitario, donde la pertenencia a una red mundial que colabore para buscar respuestas conjuntas a retos comunes será una indudable fortaleza.