Jesuitas España

Justicia social y ecología

Argitaratua: Azteazkena, 27 Azaroa 2019

En 1969, tras el Concilio Vaticano II y a instancias del P. Pedro Arrupe, nació el Secretariado Jesuita para el Desarrollo Socioeconómico, cuyo primer secretario fue el brasileño P. Francisco Ivern SJ. Se cumplen, por tanto, 50 años de la creación de lo que hoy es el Secretariado para la Justicia Social y la Ecología, que asiste al Padre General en la dimensión social de la misión.

El P. General Jean-Baptiste Janssens, que precedió a Pedro Arrupe, había dado ya un impulso fundamental al apostolado social, en especial con una carta en 1949 en la que instaba a que todas las Provincias de la Compañía dispusieran de algún centro social. En aquella época proliferaron las fundaciones de instituciones sociales en la Compañía de Jesús. La visión de Arrupe fue que el servicio de la fe y la promoción de la justicia no podían separarse: para él, todos los ministerios de la Compañía tenían que responder a ambos desafíos. Lo que hasta entonces había sido una encomienda a algunos jesuitas, debía convertirse en una preocupación de todos. Dicha intuición quedó plasmada en la redefinición de la misión que recogió el decreto cuarto de la Congregación General 32: «La misión de la Compañía de Jesús hoy es el servicio de la fe, del que la promoción de la justicia constituye una exigencia absoluta».

Esa forma de comprender la misión ha ido ahormando a la Compañía durante las siguientes décadas y hoy todos los apostolados han incorporado a su manera la preocupación por la justicia. Constituye para nosotros un modo de situarnos ante la realidad.

No ha sido un proceso fácil. Las opciones tomadas han sido en ocasiones motivo de turbulencias e incomprensiones, internas y externas, y han supuesto terribles sacrificios. Con motivo del 50 aniversario del Secretariado, recordamos a los 57 jesuitas asesinados durante este tiempo por defender un mundo más justo y humano. El Padre Arrupe, cuando escribió la famosa carta de Río (1968), ya había advertido que entrar en este camino acarrearía muchos costos humanos. Pero, se trata también de un periodo en el que hemos experimentado la gracia abundantemente. El Papa Francisco, en la audiencia que ofreció a los asistentes al congreso conmemorativo celebrado en Roma este mes, resumía así lo sucedido: «Han vivido ustedes una verdadera transformación personal y corporativa en la contemplación callada del dolor de sus hermanos. Una transformación que es una conversión, un regreso a mirar el rostro del crucificado, que nos invita cada día a permanecer junto a él y a bajarle de la cruz».

En febrero de este año, el P. Arturo Sosa promulgaba las nuevas preferencias apostólicas universales, que la Compañía vive en todo el mundo como un nuevo impulso en ese proceso de conversión. Dos de esas preferencias aluden a los ejes centrales del Secretariado: el cuidado de la casa común y el acompañamiento de los pobres. Huyendo del mero auto homenaje, el aniversario del Secretariado para la Justicia Social y la Ecología ha sido ocasión para el encuentro y el discernimiento conjunto a fin de entender cómo responder a esas preferencias, y así servir a Dios en sus hijos e hijas en este momento complejo de la historia humana.