La mística de la inclusión
El pasado 17 de junio, el Papa Francisco recibió en una audiencia privada en el Palacio Apostólico del Vaticano a la Junta Directiva de la Federación Internacional de Fe y Alegría. Fue un encuentro de confianza y cercanía, en la que los asistentes pudieron dialogar por algo más de 45 minutos con el Papa. Junto al el Padre General, Arturo Sosa, SJ y el Coordinador Internacional de la Federación, Carlos Fritzen, SJ, estaba también Daniel Villanueva, SJ director de Entreculturas-Fe y Alegría España y miembro de la Junta Directiva de la Federación.
Nótese que las cuatro preferencias apostólicas que la Compañía de Jesús ha anunciado para los próximos años —espiritualidad, pobres, jóvenes, casa común— convergen, quizás más que en ninguna otra presencia jesuita, en esta red global. Decir Fe y Alegría es nombrar al mismo tiempo muchos de los ámbitos de trabajo de los jesuitas en el mundo: educación, justicia, desarrollo sostenible, promoción de la fe…
El Papa quiso ante todo poner en valor la mística que dinamiza a Fe y Alegría como movimiento y donde se encuentra la clave de su éxito: «La gente dice que no entiende cómo funciona Fe y Alegría, y el tema es la mística. Al haber mística, no se comprende; vos no la manejas, la mística te maneja a vos, te entregas». Los rasgos de esa mística la convierten en un fenómeno contracultural: en un mundo donde se excluye aquello que no sirve, «Fe y Alegría es la propuesta contraria, aquí se incluye todo. La mística de Fe y Alegría es la de incluir para que haya más, para que haya más jóvenes con educación, para que haya más futuro, para que haya más horizonte de preservación de la casa común».
Francisco también alabó la actitud de confianza y apertura a lo novedoso, así como el protagonismo de las personas y no de las estructuras: «La mística de Fe y Alegría es un cierto sano desorden. Esto ayuda mucho a crecer. No aflojen estas cosas, miren horizonte y sean fieles a esa intuición. [...] Fe y Alegría no se puede gobernar, a lo más se la debe conducir, conducir toda esa fuerza que viene de mil lugares y que la traen propiamente ustedes, los jóvenes».
Una disposición hacia los jóvenes que es garantía para saber escuchar lo signos de los tiempos y reconocer en esos signos la voluntad de Dios: «Los jóvenes tienen conciencia, hemos de dejarla florecer. [...] El protagonismo en Fe y Alegría lo tiene la juventud. Está en vuestras manos. El protagonismo del futuro, no sólo de Fe y Alegría sino de la humanidad, lo tienen ustedes. O lo siguen ustedes adelante o se acabó el futuro. Ustedes son el futuro, pero también son el presente, que tienen que tomar hoy día las cosas y llevarlas adelante con esa ilusión, con esa juventud y con esa capacidad de incluir».
Francisco pone de manifiesto que lo esencial para nosotros no puede ser la armadura instrumental de los medios, las estructuras, las normas…; sino la mística subyacente: el ser relación, re-ligación en todos los órdenes de la vida y en última instancia con Dios. Nuestra misión de reconciliación —con Dios, la humanidad y la Creación— depende precisamente de la capacidad de cuidar esa mística, dejándole la iniciativa frente a las lógicas institucionales y sociales que amenazan con ahogarla.
Fe y Alegría está hoy presente en 22 países y está integrado por 1,5 millones de participantes. En España amplía su misión ofreciendo desde Entreculturas programas de voluntariado, propuestas de educación y acciones de incidencia pública para generar una cultura de solidaridad y cambio global.